domingo, 30 de marzo de 2008

1x6=1 y asi sucesivamente


Hª de acratas payadores y tangueros

Es evidente que la práctica libertaria es para nuestros anarquistas sólo un arma de combate más. (Zaragoza, 1996: 419)
La cultura anarquista parte desde la concepción clara de que la lucha es la vida y, por lo tanto, las representaciones de esa cultura remiten siempre a esa vida, a esa lucha. Los tangos y las milongas anarquistas no fueron una excepción a esta regla. Los anarquistas promueven un “arte de la disconformidad” (Zaragoza, 1996: 420) que abra las puertas a una sociedad solidaria y libre. En las pocas letras de tangos y milongas escritas por anarquistas militantes que pueden encontrarse se nota que el pasaje se da desde la política al arte y no, como veremos en la segunda parte, del arte hacia la política. Los anarquistas querían transmitir un ideal y lo hacían a través del tango, la milonga, la habanera o el vals. Tomaban un género popular y lo utilizaban para su expresión ideológica. No sentían una pasión particular por el tango sino que deseaban ser escuchados por un auditorio atento: “El tango se limita a exponer las ideas revolucionarias en forma popular” (Zaragoza, 1996: 423). Podemos encontrar así las Milongas anarquistas de El pobre gaucho, Milongas sociales del payador libertario; los tangos Guerra a la burguesía y Sacco y Vanzetti o las milongas reproducidas por Osvaldo Bayer (2004: 79-84). En todas ellas se trata de darle forma de canción popular a reivindicaciones o luchas de los anarquistas teniendo presente la necesidad de suscitar interés entre los compañeros. En cambio, los payadores criollos, rescatados por el público tanguero y muy relacionados a la filosofía ácrata, sabían como llamar la atención sin ser tan políticamente explícitos.
Enviado por G.d.a.S.

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