lunes, 11 de febrero de 2008

Calaña ya no es Calaña, ni el fútbol...


Al igual que aún en muchos barrios obreros el fútbol es un "intento del barrio por el barrio" en otros tiempos este deporte era también del pueblo y no siempre de mangantes, como ahora...
De todos modos nosotros no vamos a hacer de niños buenos y vamos a odiar a aquel/la que le agrade este deporte-negocio (si, lo sabemos), alegando que es un borrego y blablablá (¡¡¡Qué pocas cosas hay que no sean de borregos en este mundo!!!)... Ni tampoco vamos a defender que vivir para ver fútbol sea la hostia...pero bien, lo que no se nos ocurre es faltarle el respeto a aquellos que defienden su barrio, su ciudad de toda esa chusma fascista que acude a los estadios a idiotizar a los chavales, estos si que se lo curran...


"Extraido del libro Fútbol Argentino, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1990"


En las dos primeras décadas del siglo, en apenas una generación, el fútbol se había acriollado definitivamente, igual que los hijos de los inmigrantes europeos. En cada barrio nacían uno o dos clubes. Se los llamaba ahora Club Social y Deportivo, que en buen porteño significaba "milonga y fútbol".
Los anarquistas y socialistas estaban alarmados. En vez de ir a las asambleas o a los pic-nics ideológicos, los trabajadores concurrían a ver fútbol los domingos a la tarde y a bailar tango los sábados a la noche.
El diario anarquista La Protesta escribía en 1917 contra la "perniciosa idiotización a través del pateo reiterado de un objeto redondo". Comparaban, por sus efectos, al fútbol con la religión, sintetizando su crítica en el lema: "misa y pelota: la peor droga para los pueblos".
Pero pronto debieron actualizarse y ya en la fundación de clubes de barriadas populares aparecieron socialistas y anarquistas. Por ejemplo, el Club "Mártires de Chicago", en La Paternal, llamado así en homenaje a los obreros ahorcados en Estados Unidos por luchar en pos de la jornada de ocho horas de trabajo. Fue el núcleo que años después pasó a ser el club Argentino Juniors, un nombre menos comprometedor. También en el club "El Porvenir", como el nombre lo muestra, estuvo la mano de los utopistas. Y el mismo Chacarita Juniors nació en una biblioteca libertaria precisamente un primero de mayo, la fiesta de los trabajadores, en 1906.
Por último, los viejos luchadores -ante el entusiasmo de sus propios adherentes ideológicos frente al nuevo juego- resolvieron cambiar de actitud y llegar a una nueva conciencia: practicar el fútbol, sí, porque es un juego comunitario donde se ejercita la comunicación y el esfuerzo común; pero no el fútbol como espectáculo, que fanatiza irracionalmente a las masas.

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