jueves, 29 de mayo de 2008

Yo soy el menda lerenda, sin amo sin hacienda


Folclorismo, frentepopulismo y plataformismo.

x Crespo - La Haine

Tres conceptos que recorren y asfixian los movimientos que se autodenominan anticapitalistas. ¿Maneras de combatir el capitalismo o formas pseudorevolucionarias de manifestar los valores del capital?
Justificaciones: "No quedarse en el gueto" y "llegar a las masas"

Muchos colectivos vienen optando por caminos variopintos de "llegar a la gente". Así, se hace habitual ver convocatorias festivas (incluso en el propio nombre) de todo tipo: conciertos, tamboradas, malabares, botellones, etc....entremezcladas con algún motivo reivindicativo. Se suelen dar en fechas señaladas, nada mejor que "un día de...." para realizarlas; la festividad acompaña y el ambiente también. La comercialidad, el pan y circo, y la deformación hasta límites insospechados de palabras como revolución o disidencia está servida: bienvenido al maravilloso mundo del folclorismo, frentepopulismo y plataformismo. Todxs juntos sin saber muy bien en qué y hacia donde preparan la fiesta que tanto desea la burguesía: que se canalice de esa manera la lucha. Ten cuidado si haces este análisis de la cuestión pues serás un sectario peligroso, un ente aislado y contrarrevolucionario que no quieres llegar a nada ni a nadie.

La cuestión es que todo vale con el fin de "llegar a la gente", si optas por ser consecuente con tus principios e intentar llegar a la gente acorde con tu mensaje, considerando a la fiesta un vicio burgués que beneficia a patronal y estado en todos los sentidos, te quedas "en el gueto". Así es la capacidad limitada de algunos analistas megantiglobalización. Es que las cosas no son o "blancas o negras" les oirás decir (presuponiendo que tú lo piensas), o no "hay que hacer guetos" y "vayamos todos juntos a llegar a la gente".

Ante esos bellos mensajes (sin nada de fondo) cabe decir muchas cosas. ¿Las estrategias folcloristas llegan a la gente? Si algo caracteriza a las técnicas folcloristas es la ausencia de un contenido político claro y bien definido. Una cosa es cierta, atraen a la gente, pero.... ¿hacia qué? Con el tiempo comprobamos que semejantes eventos atraen a la gente a la fiesta. La masa consume para, quizás, saciar su sed de revolución. La diversión se centra en torno al consumismo y el descontrol. Los días pasan y las asambleas siguen estando huecas, resultados claros: fiesta 10, militancia y nivel de concienciación respecto a un problema concreto 0.

Como si "llegar a las masas" (obsesión marxista leninista que pulula por el ambiente) fuera tarea fácil. Creen, ingenuamente, que el folclrorismo posmoderno basado en el consumo puede romper todas las barreras alienadoras y llegar al "ciudadano medio"; que fácilmente y en cuestión de horas se puede arrancar de cuajo la influencia de la familia, la escuela, el mercado, los medios de comunicación.... Creen hacer algo "alternativo", cuando en realidad están alimentando el mismo engranaje capitalista que dicen criticar.

Cierto es que los eventos revolucionarios atraen a poca gente. El trabajo del estado democrático ha sido letal a lo largo de estos años para así conseguirlo fomentando los valores de tolerancia y paz social. El proceso de imbecilización al que se ha sometido a la sociedad por vías propagandísticas y empresariales no tiene precedentes. Dada esta situación cualquier convocatoria que no esté hecha por y para la fiesta pierde adeptos, y claro, eso no puede ser.

En base a esto los eventos revolucionarios se prostituyen y adoptan formas posmodernas festivas antes nunca vistas. Si la sociedad está alienada y no le atraen más que los mensajes capitalistas basados en relaciones mercantiles y en el markenting pongámonos a ello. Es así como el proceso de una convocatoria "anticapitalista" empieza a adoptar los valores del neoliberalismo más salvaje. La convocatoria se ve como un producto que hay que vender a costa de lo que sea y para vender no hay nada mejor que mostrar atractivo el producto. La obsesión es llegar a la masa y para ello no hay límites. Un objetivo obsesivo que pone de manifiesto que vale cualquier medio para llegar a x fin y que vacía de contenido revolucionario (si es que alguna vez lo hubo) cualquier actividad. Un escaparate mercantil para vender "revolución" puntualmente. El trabajo cotidiano desaparece o si aparece es para prepararse ante estas grandes fechas, para cumplir las expectativas consumistas (por lo visto alternativas) de la gente. Y es que "hay que satisfacer al personal" o "a la gente hay que darle lo que le gusta".

Que no se me malinterprete. Creo firmemente que cualquier objetivo revolucionario es llegar a la gente, sino, no tendría sentido. Ahora bien, hay que analizar bien que ese objetivo no sacrifique todo el contenido a mostrar y si las vías que se utilizan llegan realmente al personal. Además, para llegar a la gente no hay nada mejor que el trabajo diario y la constancia militante. Romper el cerco entre los movimientos sociales y la mayoría silenciosa es muy complicado por el aislamiento al que se nos someten el estado y la patronal (no confundir con auto-aislarse). Pero sin duda alguna si esto es posible en mayor o menor medida será por las actitudes y hechos constantes que los militantes de dichos movimientos muestren a la sociedad. Hacer la revolución y contagiarla debe ser el objetivo; no corromperla.

Frentepopulismo y plataformismo

Ante la máxima agradecida a los oidos que supone afirmar "Unidos mucho mejor que separados" se ha creado toda un amalgama de organizaciones frentepopulistas y plataformistas. La aparente y sencilla regla de 3 de que "50 llegamos más que 10" y de que hay "que dejar las asperezas a un lado buscando objetivos comunes" justifica cualquier tipo de coordinación artificial para organizar las convocatorias. La sopa de letras en los carteles está servida en nombre del "realismo".

Así las cosas, es lógico ver que se añadan organizaciones al cartel con una simple llamada de teléfono o un comentario en el bar. Sin analizar cuáles son los fines y los medios que se persiguen (eso qué mas da) todos firman en el cartel. Normalmente ningún colectivo de los que ha firmado curra en la convocaría y sólo asisten (si es que asisten) como pasivos espectadores de algo "que han hecho ellos". Están todos, desde "los amigos de Mao" hasta colectivos que hacen apología del consumo de drogas (pura revolución!). Delegacionismo puro y duro para desembocar en una unidad artificial pues dichas organizaciones convocantes no poseen tal unidad en realidad, en el día a día la coordinación es nula y muy posiblemente los planteamientos políticos son dispares cuando no enfrentados.

Se trata, nuevamente, de hacer atractivo el producto que se quiere vender con el fin de llegar a las masas como sea. Así las cosas, una serie de organizaciones que no posee unidad (a veces ni actividad) realmente aparenta convocar a la sociedad, en una fuerte hermandad, al folcroismo masivo. Hablan de "visualizar la precariedad’ haciendo conciertos (¿?). Detestan expresiones como huelga, sabotaje, acción directa, y violencia como herramienta de lucha.

¿Es realmente mejor estar unidos artificialmente sin análisis alguno que estar separados? La unidad, decían los revolucionarios de principio de siglo, ha de hacerse en base a la afinidad y si esa afinidad no existe tanto en la teoría como en la práctica es mejor no forzar uniones que trasmiten un mensaje engañoso y que vacía de contenido revolucionario todo el evento convirtiéndolo en un acto puramente festivo.

En estos ambientes "alternativos", el profundizar en el pensamiento, llegar mediante la razón a unas conclusiones y defenderlas con firmeza se ve siempre como un acto sectario. Por sistema se tiende a evitar la coherencia. Esto conlleva que las incoherencias no se vean como un mal a evitar y que se justifiquen comportamientos, actitudes, que poco tienen de revolucionarias. Se acaba yendo de la mano sin saber hacia donde en post de la "unidad’ alardeando de abertura de mente (1).

En estos ambientes "altermundialistas" se presume de ser muy abiertos y heterodoxos, cuando en realidad se asumen formas monolíticas de hacer las cosas y se establecen pensamientos únicos. Quien se cuestiona este pensamiento único es acusadx de ser sectarix, intransigente, etc... Una de las formas de hacer las cosas que no se suelen cuestionar es el juntarse junto a partidos políticos, sindicatos o cualquier tipo de organizaciones autoritarias para combatir "enemigos comunes". Se dejan a un lado las diferencias entre los colectivos u organizaciones que forman la plataforma, Es decir, se pierde el contenido revolucionario en base a la "eficacia". "Eficacia" que se convierte en mito, con todo lo negativo que esto resulta, cuando se concede más importancia al "hacer las cosas" que al contenido de las cosas que se hacen (2).

En el ambiente "plataformil", como aspectos atractivos a la hora de acercarse a un movimiento político se consideran factores como que haya mucha gente que pertenezca a ese movimiento, la imagen (que no el contenido) revolucionaria, la estética que se vende como movimiento político, que su pensamiento no ponga impedimentos a vicios adquiridos (consumo de drogas, delegacionismo, no profundizar en la reflexiones...) y que no se exija una elevada responsabilidad sino únicamente el apoyo de actividades y actos preparados y planificados por una pequeña parte del grupo que es quien toma las decisiones y la calidad de la estética de la propaganda.

Fruto de esta falta de profundización es el andar siempre a la deriva, sin un trabajo propio, simplemente siguiendo los temas que plantean otras organizaciones o trabajando en los temas de "moda" (Etts, antimacdonalds, legalización de las drogas...). Esto es una muestra de que el colectivo en cuestión no tiene un rumbo ni unos objetivos fijos sino que, a falta de una dinámica, de trabajo propia, hace seguidísimo de los demás.

La simplificación del pensamiento y buscar temáticas "simpáticas a la población", "divertidas", hace que pocas veces se vaya a la raíz de los problemas como son la esencia represiva del sistema, la falacia que supone la democracia o la influencia que el capitalismo ejerce sobre las personas...; la consiguiente interrelación que hay entre éstos y otros factores, en su lugar se tratan temas puntuales de forma aislada y desconexa entre sí (2).

El "reinventar" los métodos revolucionarios a la ligera tiene estos riesgos que es necesario señalar y apuntar para no cometerlos. Somos muy dependientes de las estructuras del estado y del capitalismo por lo que tiene que ser útil identificar tales dependencias para intentar combatirlas. Intentar llegar a la gente, al grupo, evolucionar unx mismx, es una tarea complicada que requiere mucho trabajo militante que rechace de facto estas formas viciadas de entender la lucha que tienen que ver más con el propio capitalismo que con su desaparición.
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1 y 2: párrafos extraídos de la revista Jake libertario, nº 16 del artúclo Floklorismo y movimiento Libertario. órgano de expresión de la F.I.J.L (Federación Ibérica de Juventudes libertarias).

Nota: para erradicar el problema obsesivo de "llegar a las masas" conviene leer La ley del número de Ricardo Mella

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo siempre me he preguntado que pasaría con todos asos partidos políticos, plataformas, etc. (cuya lucha es la legalizacion de las drogas) si llegaran al poder y legalizaran las drogas, ¿desaparecerían?. Eso sería lo lógico ¿no?, pero no creo que ese caso se diera porque una vez conseguido el poder o cumplido el objetivo, me dá que se buscaría algún otro motivo para perpetuarse en dicho poder o en su estatus, como pasa siempre. Además lo veo... no sé, como una manera de limitarse y de sectorizar la lucha.
Bueno, pues eso, que muy bueno el texto